Que nos encanta llorar en el
cine es algo que corroboran éxitos de taquilla como “Titanic”, “Lo que el
viento se llevó”, entre otras películas, pero según un reciente estudio, los
films trágicos que nos provocan tristeza potencian simultáneamente una
reflexión sobre nuestras propias vidas y nos hacen evocar las relaciones más
cercanas, aumentando la sensación de bienestar.
En sus experimentos con más de 360 sujetos, los
investigadores del estudio comprobaron que “cuanto más triste era el argumento,
más aumentaba la satisfacción de los espectadores con su propia vida y los
niveles de felicidad al abandonar la sala”.
Los científicos lo relacionan esta acción con
estudios psicológicos recientes que sugieren que los estados de ánimo negativo
invitan a la gente a pensar de manera más crítica sobre su propia situación y a
apreciar más lo que tienen.
Por eso, los films dramáticos nos hacen
pensar en los seres queridos y eso nos hace sentir inmediatamente felices.
Fuente: www.muyinteresante.es