Dormir es una
función vital muy importante como comer o respirar, por eso, realizar pequeñas
siestas está vinculado a un menor riesgo de padecer patologías tales como enfermedades cardiovasculares o Mal de Alzheimer.
Durante
el sueño se desarrollan diferentes procesos fisiológicos importantes que están relacionados con
funciones neurocognitivas, inmunes, endocrinas y metabólicas.
En promedio
las personas duermen dos horas menos que hace 60 años, y esto a la larga tiene
profundas consecuencias en la calidad de vida y salud de las personas.
El no dormir,
altera la forma en que respiramos y en la que nuestro corazón late también con
la aparición de la obesidad,
la diabetes, la hipertensión y el bajo rendimiento durante el día.
La siesta es
saludable cuando tiene una
duración de menos de 45 minutos y se hace antes de las 4 de la tarde
ayudando a estar más alerta, estimular la
creatividad, subir el estado de ánimo y ser mucho más productivos.