¡Lo tengo en la punta de la lengua! Cuantas veces no hemos dicho esa expresión, pero
para ello existen dos teorías principales que explican este fenómeno.
Una sostiene que el recuerdo de la palabra
está ahí, pero no es lo suficientemente fuerte para que podamos acceder a él, mientras
que la otra, dice que la memoria de la persona tiene una serie de claves
genuinas para recordar la palabra pero no puede unirlas.
Las preguntas de índole emocional aumentan las posibilidades de que esto
ocurra y, por lo general, la respuesta nos viene a la mente un rato después o
varias horas más tarde.
Uno de los atributos de los humanos es la habilidad para comunicarse por
medio del habla y más interesante aún es que también podemos comunicar nuestros
pensamientos en tiempo real, sin necesidad de planear qué vamos a decir antes
de decirlo.
Esto tiene tanto ventajas como desventajas, lo importante es estar
consciente de cuándo hablar natural y fluidamente y cuándo pensar antes de
hablar…y sobretodo cuándo no hablar del todo.
Fuente: www.acceso35.com